sábado, 4 de abril de 2015

Oliver Sacks y las drogas

El gran ilustre Britanico,psicologo y aficionado a la quimica, cuenta en su libro Hallucinations, 2013 un breve episodio del sabotaje de sustancias enteogenas por su cuerpo.
Traducción Manjarrez.

...Fue durante este tiempo en el que descendí en lo más profundo del consumo de drogas, ahora lo hacía durante toda la semana. Probé la inyección intravenosa, que nunca antes había intentado.
Mis padres, ambos doctores, estaban ausentes, y teniendo la casa para mí solo, decidí explorar el gabinete de cirugía que teníamos en la planta baja, para celebrar mi cumpleaños número treinta y dos. Nunca antes había tomado morfina o ningún otro opiáceo. Usé una jeringa larga -¿por qué molestarse con dosis bajas? Y después de acostarme en la cama, llené la jeringa con el contenido de varias ampolletas, inserté la aguja en una vena y me inyecté la morfina lentamente.

Paso un minuto más o menos, cuando me atrajo un tipo de conmoción con la manga de mi bata, que colgaba de la puerta. Contemplé atentamente la bata que para entonces me parecía poderla ver a detalle, en miniatura como con algún tipo de visión microscópica y podía ver dentro de  todo esto una batalla.
Veía tiendas de campaña de diferentes colores. Había caballos, soldados, sus armaduras brillando al sol. Veía gaiteros con pipas, levantándolas con su boca, y después, muy débilmente escuché la inhalación también. Veía cientos, miles de hombres –dos ejércitos, dos naciones- preparándose para la batalla.
Perdí la noción de que todo esto estaba en un punto de la manga de mi bata, que en realidad estaba acostado en mi casa, en Londres, que era 1965.  Antes de inyectarme la morfina, estuve leyendo Chronicles y Henry V de Froissart, y ahora estas obras se convirtieron en mis alucinaciones. En la tienda de campaña más grande estaba Henry V en persona. No tenía noción en ese momento de que estaba imaginando todo o alucinándolo. Después de un rato la escena comenzó a desaparecer y quedé tenuemente consciente, una vez más, de que estaba en Londres, drogado, alucinando Agincourt en la manga de mi bata.
Fue una encantadora experiencia, pero ahora había acabado. Miré mi reloj. Me había inyectado morfina a las nueve y media, ahora eran las diez. Me di cuenta de otra cosa, cuando me inyecté morfina, estaba anocheciendo, pero ahora no lo estaba y no se hacía más oscuro, sino más luminoso cada vez. Eran las diez, pero de la mañana del día siguiente. Había estado contemplando, sin moverme, mi manga por más de doce horas. Esto me impactó mucho, y comprendí que uno puede pasar días enteros, noches, semanas, incluso años, en el estupor del opio.
Me aseguré de que mi primera experiencia opiácea fuera también la última.

 Cuando era niño, me había interesado en el estudio de la química, y tenía mi propio laboratorio. Cuando comencé mis estudios de medicina, había dejado el interés por esta materia.
Cuando llegué a Nueva York y comencé a ver a mis pacientes en una clínica para enfermos de migraña en el verano de 1966 comencé a sentir de nuevo interés intelectual y emocional por esta materia. Fue con la esperanza de revivir estas emociones intelectuales y emocionales que comencé a utilizar anfetaminas. Las tomaba los viernes por la tarde, cuando regresaba del trabajo y después pasaba todo el fin de semana tan drogado que con el tiempo las imágenes y mis pensamientos se volvieron como algún tipo de alucinaciones controlables, inmersas en emociones extáticas.

Un viernes en febrero de 1967, mientras exploraba la sección de libros raros de la biblioteca de medicina, me encontré con un volumen grande sobre la migraña llamado On Megrim, SickHeadache, and Some Allied Distorders: A Contribution to the Pathology of Nerve-Storms, escrito en 1874 por el médico Edwards Liveing. Había estado trabajando por muchos meses en la clínica para pacientes con migraña, y estaba fascinado por la gama de diferentes síntomas y el fenómeno que ocurría tras los episodios de migraña más fuertes. Estos episodios a menudo incluían un aura, un pródromo en el cual ocurrían aberraciones de la percepción e incluso algunas alucinaciones. Eran totalmente benignas y duraban solo algunos minutos, pero esos pocos minutos permitían observar un poco el funcionamiento del cerebro y como se podía quebrar y volver a reintegrarse. De este modo, sentía, que cada episodio de migraña abría una enciclopedia de neurología.  Había leído docenas de artículos sobre la migraña y sus posibles bases, pero me parecía que ninguno representaba la entera fenomenología o el grado de profundidad que experimentaban los pacientes que sufrían esta enfermedad. Fue con la esperanza de encontrar un enfoque más humano, más profundo, más completo, que me topé con el trabajo de Liveing ese fin de semana  en la biblioteca. Así que después de ingerir las anfetaminas, éstas estimularon mi imaginación y mis emociones, el libro de Liveing parecía haberse incrementado en intensidad, belleza y profundidad. No quería otra cosa que entrar en la mente de Liveing y revivir la atmosfera de aquellos tiempos en los que él había trabajado. Entré en un tipo de concentración catatónica tan intensa que apenas había movido un músculo en horas, leí de corrido las quinientas páginas de Megrim. Mientras lo hacía, me parecía que me convertía en el propio Liveing y que atendía a sus pacientes como él lo describía. Por momentos no estaba seguro si estaba leyendo un libro o lo estaba escribiendo. Me sentía en el Londres Dickensiano de 1860s y 1870s. Me gustaba mucho la humanidad de Liveing y su sensibilidad social, su afirmación de que las migrañas no eran un tipo de indulgencia de ricos ociosos sino que podía afectar a cualquier persona, de cualquier clase social. En esos momentos pensaba, esta es la mejor representación de la ciencia y la medicina de la era Victoriana, ¡es una obra maestra! El libro me dio lo que había estado buscando durante meses. Había acabado frustrado por los escuetos artículos que existían en la literatura científica moderna sobre este tema.  En la punta de este éxtasis, vi a la migraña brillando como un archipiélago de estrellas en los cielos neurológicos.  Pero había pasado un siglo entero desde que Liveing trabajó y escribió este libro en Londres. Dándome cuenta de nuevo que estábamos en 1960s y no en los 1860s, me pregunté a mi mismo ¿quién podría ser el Liveing de nuestros tiempos? Algunos nombres se me vinieron a la mente. Pensé en el médico A y en el B y en el C,  todos ellos buenos hombres pero ninguno tenía esa mezcla de ciencia y humanismo que era tan poderoso en Liveing. Y después una voz interna gritó “¡Eres tú, tú eres ese hombre!” En cada ocasión que bajaba después de dos días de manía inducida por  anfetaminas había experimentado una fuerte reacción de otro tipo, sentía un tipo de decaimiento narcoléptico y algún tipo de depresión. También sentía una especie de vergüenza, de haber estado arriesgando mi vida para nada- las anfetaminas en dosis grandes como las que  tomaba me habían subido la presión hasta un radio de hasta 200. Mucha gente que había conocido, había muerte por sobredosis de anfetaminas. Sentía que había hecho un ascenso a la estratosfera y habría regresado con las manos vacías, con nada que mostrar. Pero en esta ocasión, cuando bajé del globo anfetamínico, mantuve ese sentido de iluminación, de que había tenido algún tipo de revelación sobre la migraña. También sentía una especie de resolución,  estaba preparado para escribir un libro como el de Liveing, que quizás me convertiría en el Liveing de nuestro tiempo. Al día siguiente, antes de que regresara el libro de Liveing a la biblioteca, fotocopié todas las páginas.
 Después, poco a poco, comencé a escribir mi propio libro. La felicidad que obtuve haciéndolo era real –infinitamente más sustancial que la insípida manía causada por las anfetaminas- y nunca tomé anfetaminas de nuevo.

martes, 31 de marzo de 2015

Los malos viajes pueden ser los mejores viajes.

Traducción al castellano de un artículo de Walter H. Clark, originalmente apareció en la revista estadounidense  FATE, en 1976.
Una mezcla única del análisis Freudiano y el chamanismo mexicano podría ser  un adelanto muy importante para la psicoterapia.

Casi un siglo ha pasado desde que Sigmund Freud revolucionó nuestro entendimiento de la enfermedad mental y su tratamiento. Muchos pensadores importantes –como Carl Jung- fueron considerablemente más lejos que Freud en penetrar en las profundidades de la psique humana. Pero ninguna de las innumerables técnicas en psicoterapia realizadas durante décadas de investigación ha tenido completamente éxito en satisfacer sus promesas teóricas en términos de resultados prácticos.  La psicoterapia para la mayoría de la gente permanece como una práctica dudosa, arriesgada y cara.
Un médico mexicano ha desarrollado una técnica que se aproxima al cumplimiento de su promesa  más que cualquiera otra con las que estoy familiarizado. Combina varias formas de terapia Occidental con la sabiduría de los chamanes mexicanos.  Estos enfoques han sido unidos magistralmente por el genio del Dr. Salvador Roquet, un eminente médico mexicano que tiene entre sus logros haber ayudado a eliminar la fiebre amarilla de territorio mexicano.  Las responsabilidades del Dr. Roquet lo llevaron a tener contacto con los indígenas mexicanos  y consecuentemente con su inusual manera de curación, incluyendo el uso de plantas alucinógenas para buscar en el alma y sanar la mente.

Cuando el Dr. Roquet escuchó sobre mi interés de utilizar drogas psicodélicas para prisioneros en rehabilitación, me invitó a la Ciudad de México y así aprender su técnica. En 1974, visité el Instituto de Psicosíntesis  Robert S. Hartman, como llama a su clínica en Ciudad de México. El instituto es una de las  tres ramas de la Asociación Albert Schweitzer; las otras se componen de una campaña médica para los indígenas y una escuela basada en las percepciones psicológicas descubiertas por el Dr. Roquet en su trabajo psiquiátrico. El Dr. Roquet me persuadió de que la mejor manera de observar su técnica era tomando parte en la sesión.

Me reporté en el Instituto a las 10:00 PM , una noche de febrero, junto a otros pacientes. Nos dieron un test psicológico llamado  “Test de valores Hartman”. Después de eso, nos reunieron en un cuarto adyacente para ponernos al tanto. Como no sé español me sentí un poco aislado hasta que uno de los participantes me preguntó en inglés si quería decir algo sobre mí. Él traducía mis palabras para los demás y me sentí  más cómodo, más como un miembro más del grupo.  Eventualmente llegamos a ser veinticinco.
Entre medianoche y la una de la mañana nos llevaron a un cuarto no más grande de 30 por 40 pies. Cerca de 1,000 pies cuadrados habían sido reservados como área de tratamiento para los pacientes.  Durante las siguientes veinte horas más o menos ninguno de los pacientes tenía permitido salir del área de tratamiento excepto para ir al baño  contiguo. Un espacio de aproximadamente entre 10 por 30 pies  asignado para el personal médico y el equipo electrónico estaba divido del área del tratamiento por una mesa desde donde observaban sentados el Dr. Roquet, su personal y algunos invitados. Las paredes habían sido decoradas con pinturas bizarras creadas por los pacientes y retratos de Freud, Gandhi y el presidente chileno Salvador Allende. Un crucifijo colgaba de una pared.

Después de un tiempo de ejercicios estilo yoga, cada uno de nosotros tuvimos que seleccionar un pequeño catre que sería nuestra base para el período de tratamiento.  Los pacientes se acostaron mientras se escuchaba música tranquila. Al poco tiempo, las luces fueron apagadas y una serie de películas fueron exhibidas. Había escenas de violencia, muerte y pornografía explícita, aparentemente diseñadas para impresionar y alterar las sensibilidades del paciente promedio, aunque otras escenas mostraban la belleza de la naturaleza, el amor, cariño y otras que hacían un conjunto representando todas las emociones del ser humano.  En otras partes del cuarto se proyectaban sobre las paredes fotos con temas similares. Mientras el show continuaba la música subía de volumen gradualmente. Los pacientes podían ver las escenas o no según quisieran pero era difícil ignorarlas debido al sonido. El personal impedía que nos quedáramos dormidos.    
Durante este tiempo cada paciente fue llamado a la mesa, pesado y examinado por un médico. El médico me revisó y concluyó que mi corazón era lo suficientemente fuerte para el tratamiento pero no se debía de abusar. La altitud de la Ciudad  de México me había traído de regreso una irregularidad que había tenido bajo control desde que dejé Estados Unidos. Esto, acentuado con varias escenas del video,  ayudó a convertir mis pensamientos en relación a la muerte y problemas asociados.  Los demás pacientes parecían igualmente alterados.

Cerca de las cuatro o cinco de la mañana, el personal comenzó a administrar las drogas o plantas psicodélicas, cada droga y dosis variaba según el paciente. (Me habían quitado mi reloj y mi sentido del tiempo estaba desorientado) Llegó mi turno aproximadamente  a las seis de la mañana según mi juicio. Recibí 250 microgramos de LSD. Después de que todas las dosis fueron administradas, la sobrecarga emocional llegó a su clímax. La música cacofónica y la alternancia de luces con oscuridad absoluta marcada con extraños efectos de luces neón crearon una atmosfera muy extraña.
Para esta hora el cuarto comenzaba a parecerse a un manicomio del siglo dieciocho. Muchos de nosotros llorábamos, otros se tiraban al piso y gritaban con angustia, otros vomitaban, otros miraban al vacío e incluso algunos hacían movimientos hostiles hacia el equipo electrónico. En ocasiones tenía miedo de que algún paciente pudiera atacar al Dr. Roquet mientras él miraba sentado sin inmutarse los efectos que habían sido responsables de esta violencia y alboroto.

De pronto fui poseído por una idea confusa de que las personas con batas blancas eran torturadores de la Inquisición, contratados para volverme loco. Todos se veían tan tranquilos con la confusión que habían creado que caminé hasta la mesa y les denuncié violentamente por su engreimiento, un acto nada característico en mi estado mental normal.  Con rápida alternancia entre las preocupaciones acerca de una muerte próxima,  remordimiento que me asalta cada vez que experimento con psicodélicos, y la angustia de muchas cosas que había tenido la intención de hacer, pero había dejado de hacer, la experiencia puede ser descrita como un descenso al infierno.  Difícilmente podía distinguir lo que era externo de lo interior.
Casi al final de esta parte del tratamiento, la música y los estímulos sensoriales fueron moderados a un volumen más bajo o apagados del todo y las luces fueron encendidas. Remitiéndose a algunos apuntes individuales cuando era necesario, el Dr. Roquet llamó a algunos pacientes a la mesa y les interrogó sobre sus problemas y experiencias mientras el resto escuchábamos. Traductores interpretaban en varios lenguajes para los demás pacientes.  A algunos pacientes se les pedía que leyeran un pasaje corto apropiado a sus problemas, tal vez algo de ellos mismos o quizás algo seleccionado por los médicos, a menudo lo hacían con expresiones de angustia.  Una joven muchacha leyó un pasaje de Madame Bovary de Flaubert, que la llevó a identificarse dolorosamente con el personaje de Emma de la novela.

Durante esta parte del tratamiento algunos pacientes recibieron una inyección de ketamina, una nueva y poderosa droga psicodélica usada por el Dr. Roquet. Los efectos variaban con cada persona pero a menudo producía una reacción violenta. Un joven que recibió una de las inyecciones se encontraba platicando cuando de pronto se tiró al piso mostrando angustia y terror, vomitando y moviéndose de un lado a otro, atormentado.

En este punto, dos miembros del personal llegaron con bolsas para vomitar y servilletas mostrando infinita gentileza y compasión.  Esta escena me impactó con mucha fuerza, pues tenía la convicción de que los del personal eran nuestros atormentadores. Me di cuenta de que todo el calvario había sido fabricado para el beneficio de los pacientes y que lo que había parecido como el infierno realmente había sido un paraíso. Esta percepción llamó mi atención hacia los aspectos buenos del tratamiento y me ayudó a volver poco a poco a la normalidad.

Después de una hora más o menos, esta parte del tratamiento llegó a su final, música tranquila fue encendida, las luces se apagaron de nuevo y nos invitaron a descansar por varias horas. Al final, las ventanas estaban abiertas completamente, dejando entrar la luz del sol. No se nos permitió dejar el cuarto pero se nos invitó a expresarnos, bailando si así lo deseábamos. Para este momento sentía  mucha ternura hacia mis compañeros y me encontraba agradecido con el personal. Ya que no podía comunicarme en su lenguaje, expresé mis sentimientos con un baile improvisado.

Después del período de descanso, algunos pacientes fueron atendidos. El personal repartió a cada paciente fotografías de su archivo –usualmente fotos familiares, fotos del propio paciente a varias edades o fotos con amigos o parejas. Estas provocaban en ocasiones  escenas muy emocionales.  Pero al final de la tarde, algunas veinte horas después de que había llegado al Instituto, todos habíamos regresado  a nuestro estado normal de conciencia. Para este tiempo, algunos familiares comenzaron a llegar por los pacientes y sentí gran consuelo al ver a mi esposa. Cerca de las nueve, tuvimos la ceremonia final; una rosa fue entregada a cada paciente. En mis tres semanas en Ciudad de México cada paciente que vi, ya sea como observador o como participante, había regresado a su estado normal de conciencia al final del tratamiento.

Algunos días después algunos pacientes de mi grupo se volvieron a reunir para terapia grupal de cinco horas o terapia individual en sesiones privadas de menor duración. Cada paciente escribía sobre la importancia de la sesión, el impacto que tuvo en su vida. Estás sesiones continuaron hasta que el personal del doctor decidía que el paciente tenía mejoras. La mejoría era medida por el test Hartman y también por las impresiones clínicas de los médicos.

Como yo no era estrictamente un paciente y como mi estadía en México era corta, no participé en las demás sesiones, pero si participé en una segunda sesión a las dos semanas después de mi primer sesión.
Esperaba tomar ketamina en mi segunda sesión pero la irregularidad en mi corazón persistió y los médicos juzgaron que era mejor no hacerlo. Esta decisión de nuevo me trajo pensamientos sobre el tema de la muerte. En mi segunda sesión había solo diez pacientes, un número más manejable pero suficiente para que la interacción entre paciente fuera valiosa. El procedimiento fue similar al primero excepto que en esta ocasión tomé hongos psilocibe, enviados por Maria Sabina, una curandera de Huautla.

En esta ocasión experimenté de nuevo una muerte psicodélica, pero en lugar de un descenso al infierno, la experiencia tuvo un carácter casi festivo aunque de fondo un poco de solemnidad debido al Requiem de Brahms. No solo tuve deliciosos y poderosos pensamientos sobre mi propia vida pero pude ver aspectos cómicos sobre mi muerte, lo que me causó refrescantes risas. También me di cuenta como la cacofonía y los estímulos sensoriales fueron diseñado para “sacarte de tus casillas”, y que tenían un paralelo en la sociedad, en donde la perfectamente posibilidad de muerte es transformado en un evento temeroso en la mente de cualquier persona.

Esta sesión fue la más enriquecedora de mis 10 o 15 experiencias con psicodélicos. Fue la primera experiencia en la que la culpa no tomó parte. No le doy crédito a la euforia de los hongos, creo que fue más importante mi previo descenso al infierno.

La efectividad de la  técnica del Dr. Roquet es evidente en mi estado mental después de las experiencias. Cerca de dos años después, mi vida ha tenido cambios positivos, más que nunca. Mi apreciación hacia la música, por ejemplo, creció a un grado casi de adicción y otros aspectos de mi vida se han visto similarmente enriquecidos.

¿Cuáles son las implicaciones de la técnica del Dr. Roquet en el campo de la salud mental? Basado en mis tres semanas de intensivo envolvimiento con este programa, siento que lo que un psicoanalista promedio puede lograr en cinco o seis años, el Dr Roquet lo puede hacer en sólo algunos meses y al menor costo. Dr. Roquet ha llevado a la psiquiatría al siglo XX. Sin duda algún día sus métodos serán mejorados pero no hay duda que serán vistos como un inicio en el progreso de la psiquiatría.

En mi investigación sobre psicodélicos me di cuenta que regularmente los malos viajes son los mejores viajes, especialmente cuando son manejados apropiadamente.  El Dr. Roquet deliberadamente te crea un mal viaje para llevar al paciente a sus peores miedos, aunque este signifique, y usualmente así es, una visita a la locura. Por esta razón, el Dr. Roquet se refiere a esta técnica como “psicodisléptica”, lo que significa “perturbar temporalmente las funciones mentales”. El propósito principal de esta técnica es agobiar las defensas que regularmente hacen vulnerables para los médicos a los pacientes con neurosis o psicosis. Muchos psiquiatras convencionales pueden argumentar que estos métodos violentos pueden dañar la psique. Los exitosos resultados de cerca 3,000 pacientes tratados en el Instituto obviamente es la mejor respuesta para tales objeciones.

¿Qué tan importantes son las drogas en este tratamiento? El Dr Roquet dice que sólo constituyen un 10% del tratamiento completo. Estoy de acuerdo pero también creo que es un 10% muy importante. Las drogas parecen multiplicar la concentración de la experiencia y permiten penetrar en niveles del subconsciente que permanecen cubiertos en la psicoterapia ordinaria.

Entre otras cosas, lo más importante en esta técnica son las relaciones interpersonales. La actitud pacífica del personal en todo momento asegura al paciente que el Dr.Roquet y su personal está completamente en control de la situación, en todo momento. Más importante, es la actitud de compasión en la última fase de la terapia, que actúa como una influencia vital sanadora. También es importante la interacción entre pacientes –incluyendo la ayuda de poder tocar y darte cuenta que tu propia angustia es compartida con otros pacientes en el salón.


El Dr. Roquet ha desarrollado una compleja teoría que sustenta su terapia pero es muy compleja para presentarla aquí. Sin duda el Dr. Roquet eventualmente hablará por sí mismo en alguna traducción al inglés.  Yo creo que con el tiempo la contribución del Dr. Roquet a la psicoterapia será reconocida e igualada a aquella de Sigmund Freud.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Fase Perinatal- Pequeña cita del libro de S. Grof.

Revivir las primeras fases del proceso del nacimiento y también el recuerdo de ser expulsado del útero y atravesar el difícil canal del nacimiento, son entre tantas una de las Fases mas marcadas en un estado alterado de conciencia.Lo sabias?

Como yo seguramente varios se abran preguntado sobre la Matriz Prenatal y que tiene que ver en un estado alterado de conciencia. Voy a colgar un relato de Stanislav Grof-de su libro " La mente Holotropica".

Así pues, el mismo útero que durante el embarazo normal es relativamente amable y previsible comienza a sufrir fuertes contracciones periódicas. A partir de ese momento, el mundo del feto se hace cada vez más opresivo y apremiante causando ansiedad y un gran malestar físico. Cada contracción comprime las arterias uterinas y dificulta el intercambio de sangre entre la madre y el feto. Se trata de una situación muy alarmante para el feto porque supone una interrupción del suministro de oxígeno y de alimento vital, y la ruptura definitiva de ciertas conexiones muy importantes con el organismo materno. En ese momento,
el cuello del útero permanece todavía cerrado. De este modo los cambios bioquímicos desfavorables terminan combinándose para crear un entorno tan doloroso y amenazante como para provocar en el feto la sensación de que no existe ningún modo de escapar de la situación. No es de extrañar, pues, que, en esta matriz, la muerte
y el nacimiento se hallen tan estrechamente relacionados.
La sensación de sentirse atrapado es habitual antes de la apertura del cuello del útero
pero, en ciertos casos, el proceso del nacimiento puede verse perturbado incluso en estadios posteriores.

El intento del sujeto de encontrar una explicación a esta situación amenazante puede llevarle a atribuirla a venenos, radiaciones electromagnéticas, fuerzas malignas, organizaciones
secretas o incluso influencias extraterrestres. En este sentido, una de las causas fundamentales de los estados paranoicos parece residir en la emergencia espontánea de recuerdos de perturbaciones intrauterinas o de trastornos que acompañan al comienzo
del proceso del parto.
La persona que experimenta plenamente una matriz perinatal se siente atrapada y prisionera de una pesadillaclaustrofóbica. El campo visual se torna sombrío y amenazante y el clima general es el de un sufrimiento físico y emocional insoportable. Simultáneamente, el sujeto pierde toda noción del tiempo lineal y lo que ocurre parece que no vaya a finalizar nunca. Quien se halla bajo la influencia de la matriz perinatal conecta de manera exclusiva con los aspectos más desalentadores de la existencia humana y su psiquismo se vuelve agudamente consciente de los rincones más oscuros, negativos y desagradables del universo.
En un estado alterado de conciencia 
La matriz perinatal suele ir acompañada de una serie de manifestaciones
físicas muy diversas. Todas ellas implican tensión corporal y una postura que expresa la sensación de encontrarse atrapado en una lucha inútil. El sujeto puede sentir una gran
opresión en la cabeza y en el cuerpo, pesadez en el pecho y diferentes combinaciones de dolor físico intenso. En el momento del nacimiento nos vemos arrojados a este
mundo sin tener la menor posibilidad de elección. Las experiencias propias de la matriz perinatal suelen caracterizarse por la siguiente tríada: miedo a la muerte, miedo a no regresar y miedo a enloquecer.
La mente es capaz de fabricar multitud de respuestas para tratar de hallar una «explicación» racional a lo que ocurre la proximidad de un ataque cardíaco, el efecto de una «sobredosis
» en el caso de acompañar a la ingesta de una droga psicodélica,etcétera. El hecho es que la memoria celular del nacimiento puede emerger en la conciencia presente con tal intensidad que la persona llegue a creer sin ningún género de dudas que se halla en peligro inminente de muerte.
La pérdida de toda sensación de tiempo lineal asociada a esta matriz puede llevar al sujeto a la convicción de que su tormento será eterno.
Paradójicamente, la forma más rápida
de salir de esta situación consiste en la aceptación plena de la desesperación y en el reconocimiento consciente de las sensaciones originales del feto.
El mundo propio de la matriz perinatal con sus sensaciones de peligro inminente, de engolfamiento cósmico, es tan diferente de nuestra realidad cotidiana que podemos llegar a creer que estamos al borde de la locura.

En tal caso, el sujeto experimenta la pérdida de todo control mental y está convencido de que ha ido más allá de la raya y está en peligro de sufrir un ataque psicótico. Es posible que la comprensión intelectual de que la forma extrema de esta experiencia sólo refleja el trauma de los estadios iniciales del nacimiento, nos ayude a superar la situación.

Algo resumido es la idea de que en varias situaciones de un trip uno puede experimentar sensaciones perinatales.

Libro:"La mente Holotropica

sábado, 28 de febrero de 2015

Potencial uso de rapés chamánicos

Sin duda, el material para rapé más importante en la América precolombina fue el tabaco. Se conocen al menos dos especies de tabaco (posiblemente existan muchas más) que han sido usadas como narcóticos. Esas dos especies son Nicotiana tabacum y N. rustica. Nicotiana Tabacum, de donde viene la mayor parte del tabaco que es fumado, esnifado, y mascado actualmente, lo fue así también en la Sudamérica precolombina, Centroamérica y el Caribe.
 Originalmente especies tropicales, han sido cultivadas desde hace tanto tiempo que no son conocidas en su verdadero estado salvaje. Nicotiana  rustica, nativa de Norteamérica, donde aún crece salvaje en algunas localidades, es una especie que se cree tiene sus orígenes en México. Es esta especie la que fue fumada y probablemente también esnifada por indígenas de México y Norteamérica, antes de la llegada de Europeos.
Los europeos introdujeron a América la especie Nicotiana Tabacum desde el Viejo Mundo, mucho después de La Conquista, y hasta su introducción, fue aparentemente desconocida en la mayor parte del territorio americano que incluye a Estados Unidos y Canadá.

Aunque existen evidencias indirectas de que el tabaco pudo haberse consumido inhalado por la nariz en México y algunas partes de Norteamérica, no hay ninguna duda de que este fue el método más utilizado en Sudamérica, especialmente en las húmedas áreas tropicales, como el valle del Amazonas. Muchas observaciones testifican este hecho que parece no haber ninguna necesidad de discusión. Garcilaso de la Vega, reportó que los Incas no cultivaron tabaco pero utilizaron muchas variedades nativas de los Andes, utilizaban raíces que eran pulverizadas y utilizadas de manera medicinal como rapés.  El tabaco como rapé –ya sea la fuente del rapé Nicotiana Tabacum o alguna otra especie- parece haber sido usado generalmente en solitario, aunque hay reportes de usos ocasionales donde es mezclado con Anadenanthera. Entre las tribus del Río Guaporé en Brasil, el rapé de tabaco se mezclaba con “hojas trituradas de angíco [angíco se refiere a leguminosas, especialmente Anadenanthera] y cenizas de alguna corteza”. Durante mis años de  trabajo de campo entre los indígenas del noroeste del Amazonas, presencié la preparación de rapés en muchas ocasiones y también consumí tabaco en forma de rapé en lugar de fumarlo. La especie usada fue Nicotiana Tabacum, y solo en dos excepciones, nunca la vi mezclada con ninguna otra planta en el rapé –además de cenizas. Las dos excepciones fueron con los Witotos del Río Igaraparaná y los Yukunas del Río Miritiparaná de Colombia, quienes mezclaban el tabaco con coca molida (Erythroxylum coca). Creo que las cenizas (usualmente de la corteza de Theobroma o de las hojas de Cecropia) sirven principalmente para evitar que el tabaco finamente molido no absorba humedad.  Uno de los rapés más enigmáticos y más interesantes de Sudamérica es el yopo o nopo, preparado de las semillas de Anadenanthera peregrina. Durante su historia botánica, esta planta fue puesta anteriormente en los géneros Acacia y Mimosa. Y es quizás más conocida bajo el binomial de Piptadenia peregrina, pero estudios recientes han indicado que es más apropiadamente relacionada entre las Anadenanthera.  Anadenanthera peregrina no solo ha sido utilizada en Sudamérica, también en las Antillas.

Los rapés de tabaco estaban bien establecidos en el Caribe mucho antes de la llegada de los europeos y cuando llegaron, el rapé visionario de Anadenanthera no causó curiosidad intelectual entre los primeros escritores que asumieron que la cohoba (como era llamado) era solamente otro rapé de tabaco. Fue el botánico americano Safford quien fue el primero en identificar correctamente la cohoba del Caribe como la misma fuente del yopo de Venezuela y Colombia.
 Existen un buen número de reportes sobre los rapés preparados con varios árboles de leguminosas utilizados en el Amazonas, y fue Bentham quien “llegó a la conclusión de que todos los arboles Sudamericanos utilizados como fuente principal del rapé narcótico, pertenecían a una sola especie y eran idénticos a la Mimosa peregrina de Linnaeus, quien fue el primero que la describió en 1737 a partir de un espécimen cultivado en el Jardín Botánico Clifford de Holanda.” Parece que una de las generalizaciones erróneas más extraordinarias –que  todos los rapés narcóticos que no eran de tabaco, estaban preparados con Anadenanthera peregrina- en la etnobotánica ha surgido a partir de las conclusiones de Benthem. Esta generalización, por supuesto, no ha estado exenta de producir influencias, a juzgar por la confusión y falta de claridad de muchos de los primeros reportes sobre el rapé y los narcóticos fumados.

Traduccion De Ethnopharmacologic search for psychoactive drugs, 1967. Por Richard Evans Schultes.



El Rapé oTabaco Sagrado tiene una potencia medicinal que se conecta con el poder de la Creación de Dios. Entonces, se debe utilizar con respeto. Nunca se debe mezclar con alcohol, e incluso utilizarlo en cualquier lugar.

Rapé o Tabaco Sagrado es una combinación de polvo de tabaco puro o mapacho, de ceniza de ceremonia sagrada, y puede ser mezcla con plantas medicinas según el problema

lunes, 16 de febrero de 2015

Khat

Se le llama khat a las hojas de Catha Edulis que se han usado de forma masticatoria durante muchos años en Yemen, Kenia, Etiopía y otras partes de África.  Los habitantes de estas ciudades han utilizado el khat de la misma forma que indígenas sudamericanos han utilizado la hoja de coca. La Catha Edulis es un arbusto o árbol pequeño que ha sido cultivado durante siglos, siendo su hábitat de origen la región de Etiopia.
Como con la hoja de coca, muchas de las tradiciones acerca del khat han sido transmitidas oralmente desde tiempos remotos, según una de mucha historias, dice una leyenda que dos santos solían pasar toda la noche orando y a menudo se adormilaban. Rezaban a Dios para que les mantuviera despiertos, así que se les apareció un ángel y les mostró la planta de khat, la cual les mantuvo así despiertos. La primera vez que se mencionó esta planta fue durante el reinado cristiano de Amda Syon I,  el cual reinó entre 1314 y 1344 después de Cristo.

 El khat alcanza una altura de 6 metros en altitudes de entre 1500 y 2500 metros. Requiere mucha lluvia y crece mejor en suelos ácidos y arcillosos bien drenados. Con muchos cuidados puede incluso cosecharse hasta cuatro veces en el mismo año.
Las sustancias activas principales de la Catha Edulis son la catinona y en menor proporción la catina, la catinona es la responsable directa de sus efectos estimulantes. La Catha Edulis se ha encontrado en estado salvaje en partes de Sudáfrica, Medio Oriente y Asia Central. La planta es cultivada en los mismos lugares en los cuales es usada, difícilmente es exportada pues la catinona se degrada a catina al poco tiempo después de que la planta es cortada. Pasadas las 48 horas las hojas pueden contener poco o nada del ingrediente activo más potente. Debido a esto la catinona usualmente es sintetizada  y no extraída de la planta como generalmente sucede con otros psicoactivos. Al masticarse se extrae la catinona y es absorbida por las mucosas de la boca, sin embargo no lo hace rápidamente y los efectos aparecen gradualmente.  Hay que masticar las hojas por un buen rato para sentir los efectos estimulantes. En países como Yemen y Somalia existen casas con habitaciones que son utilizadas exclusivamente para masticar khat. Un grupo de trabajo realizó un primer estudio farmacológico de la catinona para la Organización Mundial de la Salud en 1980 y encontró que los efectos de la catinona eran análogos en los animales como en los humanos consumidores de khat. Otro grupo de investigación encontró que la catinona incrementa la actividad motora de los animales de laboratorio y también causa extrema inquietud y temor cuando se inyecta en los monos.

  La catinona tiene semejanza con la anfetamina en su estructura química y también lo hace en sus efectos psicoactivos. La catinona incrementa el ratio metabólico y el consumo de oxígeno, causando hipotermia y tiene un efecto analgésico vía activación de las vías monoaminergicas que median la nocicepción. Se demostró también la tolerancia cruzada entre la d-anfetamina y la dcatinona, poseyendo ambas similares efectos estimulantes, muy parecidos también a los de la cocaína. Todos los análogos de la catinona comparten sus propiedades estimulantes. La catinona incrementa las concentraciones de dopamina, serotonina y noradrenalina, además de inhibir la reabsorción de dopamina.

viernes, 23 de enero de 2015

Experiencia con 2 gramos de CRS (Colombian Rust Spore).

Desde el punto de viste del set and setting fue de una preparación de 8 horas de ayunas.Tenia todo listo en mi habitación( lugar de comodidad plena),prepare mi lista de la carpeta "Trip" ( tenia pensado trabajar el alma y el corazón). Las ondas bianurales schumann con sonidos de relajacion, Mantra tibetano...y otros. Cargue mi vaso con suficiente agua,prepare la glucosa y unas galletas de avena. 
Adentro los hongos, en pareja como dice M.Sabina.

Adopto una postura cómoda sentado como "indio"alineando el entrecejo con el centro del ombligo.
Cuando me quiero dar cuenta el barco soltó sus amarres. Tengo la sensación que mi alma se desprende,mi cuerpo se hincha como un globo que lentamente va subiendo.
Colores vividos,majestuosas figuras geométricas que demostraban estar en balance.De todas ellas recuerdo que formaba una linea central que partía mi cabeza en dos.

La música fiel compañera, supo como llevarme. Sentía que recorría mi cuerpo como una electrizante corriente magnética y de frecuencia perfecta...mas bien un cosquilleo.

Mis neuronas del hemisferio izquierdo se conectan,se amalgaman, con las del hemisferio derecho, de una manera que no puede explicarse. Parecían ser personas extrañas de dos continentes inexplorados. intercambiaron culturas,deseos,conceptos para poder nutrirse una de otra. Se saludan se abrazan y se van.
Es inevitable en una relajación tan profunda no encontrare con Dios,se presento de esa forma Sin palabras ni argumentos.
De repente todo dio un vuelco.Ahora era un niño....Un niño juguetón y travieso que corría por todo un pasillo de recuerdos. Jugando,saltando, desordenando....
Se manifestaron una especie de "Cuidadores" que intentaron calmar a este pequeño joven que estaba intentando desordenar mi cabeza,-él quería jugar-.
Sueños pasados venían a mi otra vez,estaba allí. El cosmos,el hermoso cosmos... Un cielo nocturno,lleno de estrellas se poso en mi y vi un sol hermoso pero desde el espacio.Estaba flotando de hecho,pero de repente este pequeño joven llamó la atención con algo,diría yo que no me dejaba ir mas arriba...al siguiente nivel.
Fue ahí cuando los cuidadores pudieron hacerlo dormir diciendo -"Hace rato que no venias por aca y cuando venís pretendes desordenarlo todo",se reían amigablemente.
Cuando logró dormirse una especie de cosquilleo abdominal, el famoso "Hara" vivoriante. "Ahí esta la energía ahora",- "Aprovéchala".
Me fui entonces al vientre de todos los vientres, llenos de bebes retorcidos en fluidos,ruidos de líquidos,todos impregnados de sangre o algo parecido.Estaba ahí la "Maquina".... Imágenes de sexo-Penetración-Úteros-Espermatozoides...Sí ,estaba presenciando un encuentro sexual. De alguien en el planeta o mio mismo de mis orígenes...eso no lo se, lo que si sé que fue único ver todo desde adentro. El viaje por el centro uterino me llevo hacia una puerta en donde una gran fuerza,(como una tela de araña pegoteada) me llevo para abajo de nuevo. 
Todo negro un poco de miedo...Cuando de imprevisto se hizo presente el "recuerdo", entendí lo que pasaba. Esta parte la dejo para mi.

*Quiero aclarar que en todo momento me rodeaban seres cuidadores que me hablaban y dirijan mi viaje.

Mi SER quedo reducido a un punto de intensa conciencia,se puede decir que estoy viajando en un universo mas real que este mismo,mi vehículo,una innombrable energía de amor.
Inteligencia y emociones me dan un equilibrio de pura plenitud y descanso.
Hermoso ser que me llevaste al paraíso de conciencia.Un mar calmo,infinito,con un sol blanco brillante de luz,imposible casi de mirarlo. Me enseñaste que no hay religión en ese océano...que de donde lo pruebe es salado.
Estos Seres se preguntaban que iban a hacer conmigo,si me dejaban ahí o me bajaban de nuevo. Mi pensamiento disparo una "alerta" - Flaco te estas muriendo, Respira Ya!- .Una bocanada de aire,reactivo mi sistema,definitivamente volví a caer al cuerpo estático.

Paz interior,serenidad,liberación....
Danzando con la energía de mis cactus me sentía unificado con todo de apoco amanecía y agradecí por tremendo aprendizaje.


Un viaje muy agradable y de crecimiento del Alma. Ojala haya llegado a disolverme completamente.
Lo que se es que hay mucho del otro lado,ustedes lo sabrán.

"Despierto para siempre
Despierto como nunca lo había estado
Mientras duermo existe siempre un posible final,
Despierto se está en el vacío, en el abismo."

Gracias a Todos por leerlo.

jueves, 22 de enero de 2015

Ololiuqui

En México las semillas de bado (Turbina corymbosa) y badoh negro (Ipomea violacea), se conocen genéricamente como semillas de ololiuqui, semillas maravilla o semillas del manto de María.
 Son originarias del sureste mexicano y constituyen uno de los principales alucinógenos sagrados de chinatecos, mixtecas, mazatecos, zapotecas y otros grupos indígenas de Oaxaca.
El ritual moderno realizado con semillas de ololiuqui incorpora muchos elementos cristianos. De hecho los nombres de semillas de la virgen o semillas del manto de María, muestran un sincretismo de lo cristiano con lo pagano e indican claramente que ambas especies se consideran como regalos divinos.
A la hora de identificarlas, es útil conocer que:
 * Turbina Corymbosa: es una enredadera grande, leñosa, de hojas cordiformes. Las flores son blancas y tienen forma de trompeta. Las semillas son redondas y de color café.
 * Ipomea violacea: es una enredadera anual de hojas ovaladas. Las flores tienen forma de campana, pueden variar de violetas a púrpuras y miden de 5 a 7 cm de ancho. Las semillas ovaladas son negras. Ls especies que se incluyen en la denominación Ololiuqui presentan alcaloides del tipo del ácido lisérgico. Entre ellos, la amida del ácido lisérgico y su epímero, la amida del ácido isolisérgico, ambos con fórmula C16H17ON3, además del alcaloide de hongos, la chanoclavina. Presenta también glucósidos como turbicorina y turbicoritina, de actividad relajante Algunos de los efectos psicológicos descritos tras su ingestión son alucinaciones visuales. Puede presentarse un estado intermedio de vértigo seguido por lasitud, euforia, modorra y una narcosis hipnótica… Las visiones son a menudo grotescas, retratan gentes o eventos